Este chisme es buenísimo:
Resulta que el chichón Rulli anda en una etapa de búsqueda de sí mismo, por lo que lugar de acudir y recurrir a las puñetas, le ha dado por los deportes extremos (según él).
Entonces, se le ocurrió pedirle un paro a Jaime Camil:
Que le prestara un helicóptero para aprender a saltar en paracaídas.
La petición de Rulli fue que nomás le facilitara el vehículo y que él pagaba la gasolina y el instructor de paracaídismo (nada más le faltaba que quisiera todo, ¿no?). Pero la respuesta de Camil fue extraordinaria por su contundencia y por el gusto que me da que manden a la chiflada a este güerito cagaleche tan presumido, Jaime le contesto a Sebastián que no manchara, que para empezar los helicópteros no son de él, sino de su papá, y que , además, no son para jugar, sino para facilitar el traslado de personas cuyas actividades requieren traslados largos y rápidos, o bien, para prestarlos en algunas telenovelas y quedar bien con tal o cual productor que, tarde o temprano, habrá de devolver el favor.
Medio en broma y medio en serio, Camil concluyó su conversación con Rulli recomendándole que, si quiere matarse, que mejor utilice un medio mucho más económico y que no requiera estar chingando a los cuates.
Fuente: Luis Adrián Ysita.
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